miércoles, 17 de diciembre de 2014

Reseña de LA CALLE ANDERSEN, de Sofía Rhei y Marian Womack. Ilustraciones de Lola Rodríguez.

Título: La calle Andersen
Autoras: Sofía Rhei y Marian Womack
Ilustraciones: Lola Rodríguez
Edita: La Galera Editorial
Págs: 240
Precio: 17,95 €

Imagina que eres un niño del siglo XIX, uno con pocos recursos que vive prácticamente todo el día en la calle. ¿Cuánto frío o calor pasarías? ¿Cuántos peligros te acecharían? ¿Y cuántas aventuras podrías vivir si en vez de un niño real fueras un personaje de una novela juvenil? Muchas, te lo aseguro. Si no me crees, puedes comprobarlo leyendo La calle Andersen, la novela escrita por Sofía Rhei y Marian Womack ilustrada por Lola Rodríguez que vengo hoy a reseñar.
Copenhague, siglo XIX. Kay, el repartidor de periódicos que puede ver la maldad en los ojos de los demás, y Gerda, la chica de los bolsillos infinitos, son dos niños de clase media-baja que pasan buena cantidad de su tiempo en la calle. Un buen día, los chicos consiguen que la pequeña e enigmática cerillera Adda, la amiga del niño rico de los inventos Joachim, no sea secuestrada por unos chicos con oscuras intenciones. Pronto Kay, Gerda, Adda y Joachim se dan cuenta de que últimamente muchos niños han desaparecido misteriosamente. Al mismo tiempo, los autómatas del juguetero Hæslig cobran cada vez más y más importancia en la ciudad. Si ambos sucesos están o no relacionado, es algo que los niños están dispuestos a averiguar embarcándose en una de las más importantes aventuras de su vida. Una que quizá les cueste la vida.
Después de leer el siguiente párrafo, imagino que muchos os preguntaréis por qué el libro se llama La calle Andersen si el célebre escritor Hans Christian Andersen no aparece por ninguna parte, a no ser, claro, que yo lo haya obviado en mi resumen. Es cierto que el autor, como tal, no está en este libro, aunque sí, al menos, dos de sus relatos: La reina de las nieves y La pequeña cerillera. De hecho, conforme vayáis avanzando en la lectura (aquellos que os decidáis por este libro), podréis comprobar que si bien las referencias a La pequeña cerillera pueden considerarse prácticamente anecdóticas, aquellas que nos hablan de La reina de las nieves son tan destacables, que nada más comenzar a leer el libro te das cuenta de que sin ninguna duda La calle Andersen es un spin off o secuela de dicho relato clásico. Así, dos de los niños protagonistas son los mismos que protagonizaran el cuento de Andersen, Kay y Gerda. Kay ha vuelto a Copenhague después de estar con la malvada reina, aunque ya no siendo el mismo. Las secuelas de la estancia en el chico, tal y como nota su amiga Gerda, son notables. ¿Conseguirá Kay volver a ser el de antes? ¿Qué papel tendrá Gerda en el proceso de recuperación? Ya sabes: averígualo a través de la lectura de este libro, pues yo más pistas no te puedo dar.
Esta es una historia de ritmo in crescendo. Aunque en la primera mitad del libro ocurren ciertos momentos de acción, yo diría que lo más importante, en cuanto a nivel de emoción se refiere, sucede tras la página cien. Esto no quiere decir que lo que tiene lugar en la primera mitad no sea interesante, puesto que es en estas páginas en las que vemos cómo se reúnen los cuatro chicos, cómo se presentan los otros personajes y, lo que es más importante, cómo se plantea el gran enigma que desencadenará en ese ritmo alto de la segunda mitad de la obra.
Otro punto interesante a señalar es la buena utilización que hacen las autoras tanto de la magia como de la ciencia retrofuturista o steampunk durante la narración. Una buena manera de introducir a los más jóvenes en este mundo que a mí particularmente me resulta fascinante.
Por último, me gustaría indicar lo acertadas que me han aparecido las ilustraciones de Lola Rodríguez. Se trata de una serie de dibujos en blanco y negro muy en sintonía con la narración, ideales para que os hagáis una idea del mundo del que habla el libro.
La calle Andersen, en definitiva, es una novela de aventuras juvenil con misterio, acción, amistad, personajes profundos, magia y muy buena ciencia ficción del pasado. ¿Qué más se le podría pedir a una obra del género?
Cristina Monteoliva