martes, 10 de abril de 2018

Reseña: NOCHE QUE TE VAS, DAME LA MANO, de Mario de los Santos.


Título: Noche que te vas, dame la mano
Autor: Mario de los Santos
Publica: Editorial Candaya
Páginas: 304
Precio: 18 €

La llegada de un gran congreso, una feria internacional o una exposición universal puede ser una gran oportunidad para una ciudad y sus habitantes, sobre todo para aquellos que se dedican a la hostelería y a la construcción. Este cambio, sin embargo, no sería favorable para todos. Como para los inquilinos de los edificios más codiciados, esos que hay que remodelar para convertir en hoteles de lujo. Podríamos estar hablando de unas monjas de clausura, precisamente las que conoceréis en Noche que te vas, dame la mano, la novela de Mario de los Santos. Si queréis saber un poco más de este libro, no tenéis más que seguir leyendo este artículo.
El convento de las Hijas Dolientes de Santa Inés de Montepulciano corre peligro: un importante constructor quiere transformarlo en un hotel de lujo de cara a la exposición universal que se va a celebrar en la ciudad, y pretende conseguirlo a toda costa. El problema es que las monjas se resisten a su salida. Con tal de conseguir pagar el diezmo que de pronto les reclama la iglesia han recurrido, incluso, al negocio del sexo por internet. A este nuevo servicio de las religiosas se conectará un director de banco al que su mujer acusa de haber abusado sexualmente de su hija. Este, a su vez, conoce casualmente a la esposa del constructor, una mujer desahuciada que busca la felicidad en sus últimos meses de vida. Tras el gran suceso que tendrá lugar en el convento y en la casa del constructor, entrará en acción un policía que mientras investiga lo sucedido, se enamora de la chica a la que sus compañeros y él acosaban en el colegio.
Me parece estupendo que los espacios que antes fueran de la Iglesia adquieran otro uso cuando precisamente esta decida venderlos o cederlos. El problema surge cuando el espacio aún está ocupado y las personas que las ocupan no quieren dejarlo. El dinero parece más poderoso que la fe en el caso de las monjas montepulcianas que conoceremos en la primera de las cuatro partes de las que consta este libro. También parece, en su historia, que el pecado siempre es perdonable cuando se realiza con fines más excelsos que solo el placer. Un pecado continuado en el tiempo que ha de cometer la más joven de las monjas con tal de conseguir ese dinero que haga que todas puedan seguir con su clausura y su silencio. Es entonces cuando las monjas empiezan a morir. ¿Será por la edad o por algo más?
En la segunda parte, la única narrada en segunda persona cuando el resto del libro nos llega de la mano de una voz omnisciente, conoceremos en profundidad al director de banco dispuesto a ayudar a las monjas a averiguar la verdad de lo que pasa entre sus muros. Esta misión supondrá para él una manera de distraerse de sus pensamientos, que siempre le llevan a su mujer, de la que se distanciara tras el nacimiento de su hija, y las graves acusaciones que ella ha vertido sobre él. Para llegar al fondo de la cuestión, nuestro personaje deberá mantener relaciones con la esposa del constructor interesado en el convento. ¿Acabará enamorándose de ella? ¿Y ella de él?
La tercera parte del libro nos dará a conocer a la esposa del constructor, una mujer aún atractiva y joven a la que le quedan pocos meses de vida y pretende hacer con su tiempo lo que nunca pudo. Aunque quiere a su marido, decide, como él siempre ha hecho, conocer otras camas. El final de su historia será tan inesperado para ella como para los lectores.
En la cuarta y última parte de este libro sobre personajes de intrincada psicología, mentes ancladas en pasados tortuosos y anhelos imposibles, conoceremos a uno de los policías que ha de resolver un par de casos en los que parece estar involucrado el constructor. Mientras sus compañeros buscan pistas, nuestro agente se dedicará a seguir a una antigua compañera de clase, una chica a la que sus amigos y él se dedicaban a molestar.
Noche que te vas, dame la mano es un verso de Alejandra Pizarriz, el estribillo de una canción de Los Suaves (grupo omnipresente en este libro, por cierto) y el título de una historia de historias que ahonda en la soledad de cuatro personajes, en sus carencias, sus gustos musicales, sus arrepentimientos y sus pocas esperanzas de futuro. Se trata esta de una atípica novela negra que nos hace reflexionar sobre lo que creemos que los demás piensan de nosotros, lo que nosotros pensamos de nosotros mismos y sobre la especulación inmobiliaria y la ambición desmedida que nos rodea. Un libro, en definitiva, que está esperando que lo descubras para desvelarte toda su verdad.
Cristina Monteoliva