jueves, 30 de junio de 2016

LA FERIA DEL LIBRO 2016 SEGÚN MAITE NÚÑEZ

Creía que lo iba a conseguir. Estaba casi segura de que este año podría volver a hacerlo, después de tanto tiempo esperando el momento. Y, entonces, tan solo tres días antes de partir hacia Madrid, ¡se rompió el embrague del coche! Sin coche y sin dinero para viajar (la avería no fue barata) tuvimos que conformarnos con quedarnos en Granada. ¡Otro año más sin ir a la Feria del Libro de Madrid!
El disgusto todavía me dura. Solo he estado una vez en la Feria del Libro de Madrid y ya iba tocando repetir. De aquel viaje guardo una muy grata experiencia. Fue breve, pero dio tiempo a saludar a amigos escritores y editores. Compartimos buenos momentos con ellos y estoy segura de que cuando vuelva, también me lo pasaré bien. O mejor, ya que ahora tengo a muchos más amigos y conocidos a los que saludar allí.
De la Feria del Libro de Madrid de 2016 he leído muchas opiniones en las redes sociales. Opiniones de todo tipo. Así que después de pensarlo un tiempo (bueno, no tanto) se me ocurrió recopilar las versiones de todos los que estuvieron allí para publicarlas en el blog. Por ahora solo Maite Núñez ha respondido a mi llamamiento. Si lees esto y estuviste en la Feria del Libro de Madrid, ojalá te animes a contactar conmigo para darle a conocer a los lectores de este espacio tu experiencia. Mientras tanto, os dejo a todos con la interesante crónica de Maite:


El 3 de junio, viernes, volví a firmar Cosas que decidir mientras se hace la cena en la FLM. Digo "volví a firmar" porque era el segundo año consecutivo que acudía a la cita con el mismo libro, lo cual no deja de ser una temeridad.
Firmaba en la caseta de Casa del libro, de 19 h a 21 h, codo con codo con Flavia Company, que firmaba su novela Haru.  Previamente me había paseado por la feria, para saludar a amigos como Sergi Bellver, o Patricia Sarabia de Tropo editores, así como para adquirir yo misma algunos libros.



 Flavia Company y Maite Núñez

©Maite Núñez.


En ese paseo tuve la ocasión de comprobar que este año la palma de las colas se la llevaban autores (?) vinculados al mundo de Internet y youtubers diversos. Vi una larga cola de adolescentes esperando a que les firmara Auronplay (tuve que buscar en Google quién era porque no tenía ni idea). Por contra, diría que este año los famosetes  diversos no tenían unas colas dignas de destacarse. 
Siendo un viernes por la tarde, considero que había bastante gente, pero no muchísima. La gente deambulaba, pero con poca tendencia a acercarse a las casetas. 
Por lo que a mí respecta, la primera hora fue mucho mejor que la segunda (creo que para Flavia fue al revés). Cuando llegué a la caseta me encontré con que la escritora Berta Vías Mahou estaba comprando ambos libros (el de Flavia y el mío) y se lo firmé sin ni siquiera quitarme el bolso. Un rato antes, en mi paseo, había abordado a Berta por la calle, al encontrarla por casualidad. Yo llevaba en el bolso mi ejemplar de su libro Yo soy el otro, que leía en aquellos días. Así que fue un intercambio de firmas algo insólito pero precioso.
  
©Maite Núñez.


A partir de ese momento no dejaron de acercarse conocidos, como los escritores Alena Collar o Miguel Sanfeliú.
Entre la gente que vino hubo quien compró el libro para sí mismo, para regalar (porque ya lo tenía) y otras personas que ya lo tenían pero que querían que se lo firmase. En términos generales, la firma fue más floja que la del año pasado, algo normal teniendo en cuenta que el libro ya tiene un recorrido de casi año y medio. A la gente que se acercaba -menos que el año pasado- a interesarse por el libro había que explicarles hasta las dedicatorias para convencerlas. En eso diría que Flavia tenía más traza que yo.
Tengo otra anécdota muy emotiva: entre la gente que vino estaba un joven que se identificó como sobrino de Caty Luz García Romero. Caty Luz era una amiga de Facebook. Una gran lectora que había tenido la deferencia en su momento de leer mi libro, del que hizo comentarios elogiosos en la red. A Caty me unía también la enfermedad que ella, al final, no pudo superar. Caty había muerto hacía un par de meses y su viudo, desde Pozoblanco (Córdoba) mandaba al sobrino, que se hallaba estudiando en Madrid, para que le hiciera una dedicatoria para el libro, dirigida a Caty, como si aún siguiera viva. Me  pareció un acto de amor precioso. Me emocioné tantísimo que hizo que mi viaje a Madrid valiera la pena ya sólo por ello.

©Maite Núñez.

En fin, que la firma, siendo discreta, me dejó satisfecha. No deja de ser una experiencia antropológica. 


Muchas gracias, Maite, por tu tiempo, tu crónica y tus fotos.


Maite Núñez y Cristina Monteoliva